Dra. Mercè Pedròs
Uno de los objetivos de nuestra profesional es llevar a cabo la odontología preventiva, que consiste en dar unas pautas de higiene, alimentación y hábitos para prevenir la caries dental y otras alteraciones bucodentales, sobre todo en los niños. En nuestra consulta añadimos a estas pautas generales unas instrucciones más específicas y personalizadas para cada paciente, con controles y tratamientos preventivos como el flúor o el sellado de fisuras. Aunque parezca mentira, la caries dental es una de las patologías más habituales después del resfriado común, un motivo más que suficiente para centrarnos en su prevención.
Se trata de una afección producida por la acumulación de bacterias en la boca, que convierten los alimentos, especialmente los azúcares y los almidones, en ácidos. La conjunción de estas sustancias crea la placa bacteriana, una sustancia pegajosa que se adhiere a los dientes y que, si no se elimina, se convierte en sarro. Los ácidos que contiene este conglomerado producen orificios en el esmalte y originan así las caries. En un principio sólo comprometen el exterior de los dientes pero, si no se lleva a cabo el tratamiento adecuado, acaban penetrando en su interior y pueden provocar la pérdida de las piezas afectadas.
Cuando la caries sólo afecta el esmalte y la dentina, el dentista retira el tejido dañado y rellena el agujero restante con una obturación (conocida más habitualmente como empaste dental). Si compromete el diente hasta llegar a la pulpa dental será necesario extraer el nervio y desinfectar el canal de la raíz del diente antes de rellenar de nuevo. En estos casos se hace un tratamiento de conducto. Como último recurso, el especialista extrae la pieza completa y la sustituye por un implante. Este procedimiento es necesario cuando la caries no se ha frenado en las primeras etapas y ha terminado por afectar prácticamente toda diente.
Los resultados de cada uno de los tratamientos es satisfactorio, pero recuerda que lo mejor que podemos hacer es actuar de forma preventiva. La higiene oral es necesaria para evitar ésta y muchas otras afecciones, por lo que es esencial seguir los pasos básicos de cuidado: revisiones en la clínica dental cada seis meses, recibir limpiezas profesionales, lavarse los dientes dos veces al día como mínimo y pasarse el hilo dental una vez al día. Si es necesario, nuestros profesionales pedirán radiografías para detectar caries dentales en zonas de elevado riesgo de la boca. En el caso de los niños, solemos recomendar el flúor, una sustancia que los protege contra los efectos de la caries y que se puede encontrar en forma de pasta dental o de colutorio. Hay que evitar el exceso de flúor, dado que puede teñir el esmalte de los dientes con manchas blancas (fluorosis).